HISTORIA DE CHILE

El territorio de Chile estaba dividido en 2 provincias separadas
por el río Maule. Fijar la población en esos días era
prácticamente imposible, pero se estima que Chile alcanzaba
en ese tiempo al millón de habitantes, de los cuales se calcula
que unos veinte mil eran españoles, unos ciento cincuenta mil
los criollos y el resto mestizos, indios y africanos. Pero aún así
se calcula que unos doscientos mil aborígenes están fuera de
esta suma.
**El nombre de Chile, según Ercilla y Zúñiga, proviene de un
valle que los incas llamaron así. Según el abate Juan Ignacio
Molina, Chile proviene de “chili” que es la voz que repiten
algunos pajarillos del género de los tordos, por lo cual,
seguramente algún grupo de aborígenes lo escogieron para
denominar al país que poblaban.
El país, en este tiempo, vive de los escasos productos de la
agricultura y de la minería, y sigue consumiendo mucho más
de lo que produce.
La educación es dada generalmente por religiosos. Los
alumnos se dividen en dos secciones: los decentes y los
plebeyos, sólo los primeros tienen derecho al tratamiento de
don y ocupan asientos separados. Los niños de color y las
mujeres no son admitidos en escuela alguna. El sistema de
enseñanza está basado en el azote, “la letra con sangre entra”.
Durante este tiempo no se conoce el alumbrado público,
ni en calles ni plazas. Las casas no tienen número ni las calles
nombres oficiales.

Gobierno de Francisco Antonio García Carrasco
A los pocos días de la instalación de Francisco Antonio García
Carrasco como gobernador (Marzo, 1808 – Julio, 1810), llega a
Chile la noticia de la invasión francesa a la península ibérica.
Fernando VII es apresado conducido a Bayona. Junto con este
último hecho, Napoleón nombra soberano de España a su
hermano José Bonaparte (“Pepe Botella”). Ante esto, García
Carrasco y las autoridades más importantes de Chile en ese
momento, juran lealtad a Fernando VII en una ceremonia
solemne.
Gobierno de Mateo de Toro Zambrano y Ureta
Su gobierno dura entre julio y septiembre de 1810.
Durante este pequeño período empieza a circular un
documento procedente desde Argentina llamado “Catecismo
político-cristiano, dispuesto para instrucción de los pueblos
libres de América Meridional”. Este documento, firmado por

“José Amor de la Patria”, contiene el llamamiento a que los
pueblos ejerzan el soberano derecho para darse el gobierno
que mejor les convenga.
Se origina una campaña pro fidelidad a la monarquía,
iniciada por el vicario capitular de Santiago, José Santiago
Rodríguez. Con este hecho las discusiones y disputas entre los
que quieren un autogobierno y los monárquicos empiezan a
subir de tono y, por ende, se teme un choque sangriento.
Se empiezan a generar 2 bandos más uno intermedio:
a) Realistas: Quieren mantenerse bajo la dominación del rey
de España.
b) Patriotas: Buscan la independencia de Chile.
c) Intermedios
A fin de prevenir este choque, los patriotas logran
conseguir la autorización de Toro Zambrano y Ureta para
convocar a un cabildo abierto. La reunión queda fijada para el
18 de septiembre a las 9 de la mañana en el Palacio del
Consulado.

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